Los Primeros Vehículos Fúnebres
Para conocer la Evolución de los vehículos fúnebres nos tenemos que remontar al siglo XVI en Inglaterra, que es de cuando tenemos las primeras referencias y donde se empezaron a utilizar carrozas tiradas por caballos. Solían ser de color negro, excepto las que trasladaban niños que eran blancas. Estas carrozas estaban talladas en madera con figuras naturales y columnas, y los techos al estilo victoriano del siglo XIX. Las carrozas se adornaban con gran cantidad de ornamentos exteriores, como marcaba la tendencia del estilo victoriano. Algunos modelos, incluían faroles, campanillas mudas y lujosos tocados en la zona interior en la que se portaba el féretro. Los primeros vehículos fúnebres a motor, fabricados en los primeros años del siglo XX, emulaban en su decoración a las carrozas victorianas.
La Era del Motor
A principios del siglo XX comenzaron a aparecer las versiones motorizadas de los coches fúnebres. Estos vehículos tenían un chasis alargado, con espacio suficiente para albergar un féretro y los arreglos florales que le acompañaban. La parte frontal era muy parecida a una limusina, incluyendo la cabina. Tenían capacidad para el conductor y uno o dos acompañantes, normalmente familiares del fallecido. La tendencia en la construcción de este tipo de vehículos siempre la marcó el lujo. A lo largo de la historia se han modificado modelos de marcas reconocidas. Algunas de ellas son: Cadillac, Lincoln, Mercedes, Jaguar, Opel, Ford, Volvo, Chevrolet, Chrysler y Dodge. Otras marcas ampliamente usadas en el pasado también lo fueron: Daimler, Rolls-Royce, Studebaker, Buick y Peugeot.
Como dato curioso comentar que el vehículo «ECTO-1», utilizado por Los Cazafantasmas, (según la trama de la famosa película de 1984), era un vehículo fúnebre marca Cadillac modelo Miller-Meteor de 1959. Se pintó y modificó para adaptarlo a la trama y a los personajes de la película.
Los Coches Fúnebres Modernos
En la actualidad, los coches fúnebres son reconocibles por su diseño sobrio y elegante, caracterizado hasta hace unos años, por el uso de colores oscuros, especialmente el negro y el gris. Hoy en día, la mayoría de las funerarias evitan sobre todo el uso del negro en sus vehículos. Prueba de ello es el auge que ha experimentado el color blanco. El interior de estos vehículos está especialmente diseñado para alojar el féretro, equipando el piso con armazones metálicos de acero inoxidable o fibras resistentes. También incluyen mecanismos que sirven tanto para estabilizar el féretro como un carro para permitir su deslizamiento.
Mercedes sigue siendo una de las marcas más utilizadas en el sector. Hoy en día ya podemos ver vehículos de marcas como Maserati, Porsche o Jaguar, entre otras. Eran poco conocidas, en este ámbito hasta hace pocos años.
La Era de los Vehículos Fúnebres Eléctricos
Hoy en día, la industria funeraria está adoptando la tecnología con la evolución de los vehículos fúnebres a eléctricos. Un ejemplo de esto es el Tesla Model S, ya transformado en coche fúnebre por algunas empresas carroceras. La funeraria Pompas Fúnebres de Arosa, ha sido la primera en tener un Tesla carrozado como vehículo fúnebre en España. A día de hoy, ya son varios los vehículos de esta marca que se ven por distintas funerarias en toda Europa. Los Tesla reconvertidos en coches funerarios, no son exclusivos de la firma de Elon Musk.
Para los que gusten de modelos más deportivos también tienen a su disposición un Ford Mustang Mach E que carroza una empresa británica desde hace un año. Esta misma carrocera ofrece a sus clientes el Tesla Model S o un Mercedes Clase E Híbrido enchufable. Esta será la tendencia a partir de ahora. No solo por temas ecológicos, sino que, además, los vehículos eléctricos ofrecen un silencio aún más profundo y respetuoso, ideal para un servicio fúnebre.
La evolución de los vehículos fúnebres refleja los cambios en la tecnología y la sociedad a lo largo de los años. Desde las carrozas tiradas por caballos hasta los modernos coches eléctricos, estos vehículos han jugado y jugarán, un papel crucial en el último viaje de muchas personas.
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