El Funus Romanorum es la tradición funeraria de la sociedad Romana, en este artículo te contamos cómo se desarrollaba este ritual.
Los romanos deseaban tener una muerte digna y un lugar donde sus restos pudieran descansar.
El miedo a que su alma estuviera destinada a volver para atormentar a los vivos (por no seguir la ceremonia tradicional en el duelo y el entierro) llevaba a todo romano pudiente a dejar dispuesto, antes de morir, los ritos funerarios que sus familiares debían dedicarle y también el lugar de su tumba.
Pensaban que en caso de no hacerlo, el alma, en forma de sombra, habitaría eternamente su morada final. Por este motivo, la sepultura y el ajuar funerario tienen tanta importancia en esta cultura.
Las familias, atemorizadas por si sus antepasados volviesen para atormentarles, les hacían ofrendas periódicas.
Entendían como obligación el celebrar el ritual funerario y encontrar una sepultura digna dotada de todo aquello que el fallecido pudiera necesitar.
Los funerales romanos demostraban la clase social del finado y daban pistas de cómo había sido su vida.
Elementos típicos del Funus.
El cortejo.
El lamento.
Urna con cenizas.
El epitafio.
La visita de una persona cercana (a la tumba).
Tradición del Funus.
-Un familiar recogía el último aliento del fallecido con un beso para que su alma no fuera atrapada por malos espíritus. Era el mismo familiar quien le cerraba los ojos, aunque se le volverán a abrir antes de enterrarlo, ya que se consideraba de muy mal gusto, no enseñarle el cielo por última vez.
-Los familiares llamaban al difunto por su nombre para hacerle volver del mundo de los muertos y llorar por él hasta que es enterrado o incinerado.
-El cuerpo se depositaba en el suelo como símbolo de su regreso a la tierra.
Se lavaba, se amortajaba y perfumaba con ungüentos. Se le vestía con una toga, si era alguien importante y se le cubría con un sudario. En caso de ser una persona pobre, únicamente se le vestía con una túnica oscura.
-Se le colocaba una corona en la cabeza y se le ponía una moneda en la boca para pagar al barquero Caronte su trayecto al más allá.
-Se exponía con los pies hacia la puerta como símbolo de su salida de este mundo.
-Las plañideras exponían, con sus llantos, el estatus de las personas, ya que cuanto más importantes eran los fallecidos, más intensos eran.
-Cuando la familia era pudiente, todos los preparativos eran confiados a empresarios de pompas fúnebres (libitinarii).
-Si el difunto había desempeñado una magistratura se le realizaba una máscara de cera en la que se esculpía su rostro. Con el paso de los años, se cambió la máscara de cera por una escultura de su rostro que permanecería en su tumba.
-Para anunciar la defunción se colgaba de la puerta una rama de un ciprés. La puerta se mantendría cerrada y la casa permanecería impura hasta la ceremonia de purificación tras las exequias.
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