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La historia de las catacumbas

23 marzo 2022

A lo largo de la historia y de las diferentes civilizaciones, han existido diversos tipos de enterramientos. Es el caso de las catacumbas. Se trata de galerías subterráneas que civilizaciones como la romana construyeron para utilizar como lugar donde dar sepultura a sus fallecidos. Algunas de las más conocidas son las de Roma o las de París. Sin embargo, estas últimas son del siglo XVIII y contaban con rituales muy diferentes. 

Los inicios de las catacumbas

Si bien las de Roma fueron excavadas por los primeros cristianos en el siglo II, este sistema de enterramiento no es exclusivo de esta religión. Hay precedentes en otros pueblos y culturas, como los hebreos en el siglo I. De hecho, realmente los primeros seguidores de Cristo que habitaban en Roma sepultaban a sus fallecidos en necrópolis al aire libre, como era costumbre. Cuando se construyeron, no servían para organizar ceremonias o actos conmemorativos, ya que no lo permitían sus estrechas galerías. Así que era, esencialmente, cementerios.

En Roma, en un principio se llamó catacumbas al cementerio de San Esteban. Fue allí donde habían enterrado provisionalmente los cuerpos de San Pablo y San Pedro. Por extensión, se acabó llamando también de esta manera a todos los cementerios que existían a las afueras de Roma. Estos formaban una gran necrópolis con sus propias características.

Como curiosidad, en tiempos de Decio y Valeriano, en el siglo III, comenzó a correr el rumor de los cristianos realizaban en las catacumbas reuniones clandestinas y conspiraciones. Por esa razón, Valeriano las confiscó, devolviéndolas en el año 260. Lo mismo hizo Diocleciano, que también las restituyó en el año 311 tras el Edicto de Milán.

En total, a día de hoy se incluyen más de 60 catacumbas diferentes que cuentan con unos 160 kilómetros de longitud, que albergan alrededor de 750.000 tumbas. Hay algunos de estos cementerios subterráneos que tienen nombres reconocidos, como el de San Pancracio o el de Santa Inés

Otras galerías reconocidas

Con el paso del tiempo, todos cementerios subterráneos posteriores también fueron llamados catacumbas, independientemente de las culturas que los construyesen. En Italia sucedió con los enterramientos de Nápoles, cuyas galerías más antiguas pertenecen a los siglos III y IV, o las de Chiusi, en Toscana, de los mismos siglos.

En el caso de las catacumbas de los Capuchinos de Palermo, estas fueron excavadas por los monjes del monasterio. Las de Lima, en Perú, fueron cementerio hasta 1810 y se encuentran debajo del convento de San Francisco. Por su parte, las de Odesa, en Ucrania, tienen cerca de 2.500 kilómetros de galerías.

Pero unas de las más reconocidas, aparte de las de Roma, son las de París. Es uno de los cementerios más famosos de la capital francesa, que nacieron en la época romana como minas de piedra caliza. Sin embargo, a finales del siglo XVIII se convirtieron en un cementerio común. Actualmente, conservan el osario más grande de Europa, con más de seis millones de cuerpos. 

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