A lo largo de la historia, las diferentes culturas y civilizaciones han tenido maneras diversas de enfrentarse a la muerte. En muchos casos, la vida y la muerte tenían un significado más importante e interconectado que el que le damos en la actualidad. En concreto, la civilización maya entendía la vida y la muerte como un ciclo. Esta civilización habitó en el sudeste de México, concretamente en la península del Yucatán, y en parte de Centroamérica. Lo hicieron entre el segundo milenio antes de Cristo y la llegada de los españoles.
Consideraban que era un ciclo en el que se produce una armonía entre las diferentes energías de la tierra, la luz y la oscuridad. Por eso, creían que el fallecimiento de una persona suponía un paso entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Así, en el momento de enterrar el cuerpo, el alma podía comenzar su camino al otro mundo.
Ritos de la cultura maya ante la muerte
Una de las cosas que hacían los mayas cuando fallecía un ser querido era hacerle ofrendas con alimentos. La finalidad era que los llevasen consigo en su camino al otro mundo. En ocasiones, incluso, los enterraban con perros, para que los acompañasen en dicho camino y les sirviesen de guía para cruzar al Xibalbá, el mundo subterráneo. Incluso, en el caso de que personas importantes, sacrificaban a mujeres y sirvientes para que le acompañasen también en este recorrido.
Además de hacer las ofrendas, una costumbre habitual era la de preparar el cuerpo con el fin de guiarlo al más allá. Para ello, se colocaba un trozo de maíz en su boca, pues creían que simbolizaba el renacimiento del alma. Además, se les dejaba una bebida llamada Koyem y piedras para intercambiarlas por alimentos.
Tras hacer eso, se envolvía el cuerpo con una tela de algodón en caso de que se fuera a enterrar. Pero, en ocasiones, los mayas también practicaban la cremación. En este caso, las cenizas se guardaban en macetas o ídolos, a los que la familia les llevaba comida en ciertos días señalados.
En el caso de que el fallecido fuera una personalidad importante, los rituales que podían durar días e involucraban a toda la comunidad. Por otro lado, se conservaban los cuerpos dándoles un aspecto de estar vivos, usando máscaras con materiales diversos, como podía ser el jade, la turquesa o las conchas, realizando mosaicos con ellos.
Características de las tumbas
Los antiguos mayas no tenían el concepto actual de los cementerios, y el lugar en el que se enterraba a los fallecidos dependía de su estatus. Las personas normales eran sepultadas en sus propias casas o muy cerca de ellas junto con objetos cotidianos y de valor en su vida, como herramientas, armas, utensilios de cocina o incluso algunos ídolos.
En el caso de que fueran grandes señores o personalidades importantes, se enterraban en grandes estructuras de piedras, similares a las pirámides egipcias. Sin embargo, no se enterraban en las propias pirámides, que eran utilizadas como templos o centros ceremoniales, sino que se hacía en criptas ubicadas debajo de las mismas. Además, a las personas de un rango inferior, en algunos casos se les daba sepultura en grandes estructuras de piedras próximas a estos centros ceremoniales. Un ejemplo es la Plataforma de las Tumbas, ubicada en el sitio arqueológico de Chichén Itzá, en la península del Yucatán, uno de los mejor conservados de la cultura maya.
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