La palabra «cementerio» deriva del griego antiguo “koimeterion” y su traducción literal es “lugar para dormir” o “dormitorio”. Un vocablo que da sentido a las inscripciones que podemos leer en las lápidas, tales como “Descanso eterno” o “Descansa en paz”.
Hace algunos años poca gente consideraba los cementerios contemporáneos como parte del patrimonio de una ciudad, pero cada vez son más los que aprecian sus valores artísticos e históricos. Algo que siempre se ha hecho con grandes monumentos que no dejan de ser tumbas ancestrales, como las pirámides de Gizeh y el Taj Mahal.
No podemos obviar que el culto a la muerte de nuestros antepasados nos ha permitido conocer la mayor parte de la historia de la humanidad. De ahí la importancia de poner en valor estos enclaves de gran riqueza arquitectónica y cultural.
En el post de hoy, queremos hacer un recorrido por algunos de los cementerios más famosos del mundo. Aquellos que son todo un reclamo para los turistas y reciben miles de visitas al año.
Cementerio Père – Lachaise en París (Francia)
Este cementerio se ha convertido en una parada obligatoria para todos los viajeros que pasan por París, tanto como la propia Torre Eiffel o el Arco del Triunfo. Reconvertido en parque, los turistas se sumergen en sus laberínticas calles mientras visitan las tumbas de algunos de los personajes más influyentes de la historia, como el cantante Jim Morrison, el pintor Delacroix, el compositor Chopin o el escritor Oscar Wilde.
Cementerio Bosque en Estocolmo (Suecia)
Se trata de uno de los pocos cementerios importantes declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Un reconocimiento que recibió en 1994 por ser una de las necrópolis modernas más laureadas por su capacidad para conformar un todo armónico que combina naturaleza, arquitectura y arte.
En contraste con los cementerios metropolitanos habituales, la gran extensión de bosque que custodia más de 100.000 tumbas es lugar mágico, en el que paisaje y la edificación se relacionan a la perfección. De inspiración nórdica, el cementerio fue diseñado por los jóvenes arquitectos Gunnar Asplund y Sigurd Lewerentz tras ganar un concurso público.
Camposanto de La Recoleta en Buenos Aires (Argentina)
Con un aire que se asemeja al parisino Père – Lachaise pero en porteño y con mucha más luz, el cementerio de La Recoleta atrae cada año a miles de turistas que recorren sus avenidas y se acercan hasta las lápidas de importantes personalidades argentinas. Allí descansan los restos morales de Eva Perón, la primera dama de Argentina fallecida en 1952, o el Nobel de la Paz Carlos Saavedra Lamas Carlos.
Construido en 1822 como el primer cementerio público de la ciudad, el espacio destaca por su gran riqueza arquitectónica. Sus mausoleos son obra de destacados arquitectos y cuenta con más de 4.800 bóvedas, de la cuales 90 han sido declaradas Monumento Histórico Nacional.
Cementerio Monumental Staglieno en Génova (Italia)
Si hablamos de camposantos convertidos en museos al aire libre, no podemos olvidar el cementerio Monumental Staglieno. No solo es considerado uno de los más grandes de Europa, sino también uno de los más bonitos.
Diseñado en 1835 por el arquitecto Carlo Barabino, el cementerio cuenta con un estilo arquitectónico neoclásico típico de jardines románticos y numerosas esculturas, mausoleos y lápidas dignas de admirar.
Cementerio de Highgate en Londres (Reino Unido)
Al norte de Londres se encuentra este cementerio considerado parte del patrimonio cultural inglés. Inaugurado el 20 de mayo de 1839 por el arquitecto y empresario Stephen Geary como camposanto privado, se trata de uno de los cementerios más antiguos y un reflejo de la perfecta fusión entre arquitectura y naturaleza.
Está ubicado en uno de los puntos más elevados de la ciudad, en una zona boscosa con abundante fauna salvaje, y unas vistas fantásticas.
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