Halloween es una de las festividades más esperadas del año por miles de personas alrededor del mundo, bien sea por sus creencias religiosas o porque disfruta de la festividad adaptada de la tradición anglosajona, donde la gente se disfraza de personajes terroríficos y sale a la calle a pedir “truco o trato”. Sin embargo, en Galicia tenemos nuestra propia tradición, el Samaín, que a día de hoy sigue muy presente en la sociedad.
Esta celebración con raíces en la tradición celta, es el resultado de la fusión entre la historia, la espiritualidad y la cultura arraigada gallega. Desde Pompas Fúnebres de Arosa, que presta servicios en Vilagarcía de Arousa y alrededores, queremos contaros el origen de nuestra tradición.
¿De donde viene la tradición del Samhain?
El Samaín es conocido como el Año Nuevo Celta, que marcaba el final del verano y el inicio del invierno. Sin embargo, para los antiguos celtas este tenía un profundo significado, pues creían que en esta época del año los límites entre el mundo de los vivos y el de los muertos se volvían más difusos, lo que permitiría que las almas de los difuntos regresasen temporalmente al mundo terrenal.
Este se caracterizaba por una clase de símbolos y rituales que aún hoy en día siguen muy presentes en la cultura popular gallega. Las hogueras y las velas son los elementos principales del Samaín, pues estas tenían un doble significado: por una parte servían para iluminar el camino de las almas errantes, y por otra funcionaban como protección ante los espíritus malignos que podían cruzar al mundo de los vivos. Los disfraces también formaban de la tradición celta, pues estos se disfrazaban con máscaras y ropas extravagantes para confundir a los espíritus y evitar ser reconocidos por los difuntos que regresaban.
Al igual que en muchas otras culturas, como El Día de los Muertos mexicano, se solían dejar ofrendas de comida y bebida a los espíritus de los ancestros, tradición que fue continuada hasta el día de hoy en el Día de Todos los Santos. Este era un periodo de limpieza y renovación, por lo que las casas se limpiaban en profundidad, y los lugares donde descansaban los difuntos familiares, como las tumbas o los monumentos funerarios eran arreglados.
En la actualidad el Samaín sigue siendo una festividad importante en nuestra tierra, aunque ha ido mezclándose con la tradición popular anglosajona. Las hogueras y las celebraciones comunitarias siguen siendo parte esencial de la festividad, y las familias se reúnen para recordar a sus seres queridos que ya no están.
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